Todos hemos experimentado alguna vez, cuando circulamos por una carretera en verano y la temperatura es elevada, que el asfalto se convierte en una piscina, aunque en realidad se trata de un efecto óptico. ¿Sabes por qué ocurre esto?
Se trata de un fenómeno que tiene que ver con la refracción
de la luz. Cuando la luz atraviesa dos sustancias con un índice de
refracción diferente, como puede ser el aire caliente y aire frío, es
cuando se produce este efecto.
La refracción de la luz causa una modificación en las
ondas de luz que atraviesan el aire caliente que está por encima de la
superficie calentada. En este caso el aire caliente y el aire frío al
tener una refracción diferente se producen las conocidas ondas de calor.
Para entenderlo mejor debemos saber que el aire caliente
es menos denso que el aire frío, por lo que la luz se curva al cambiar de
un medio a otro con densidad diferente. El asfalto de la carretera lo vemos
borroso porque la temperatura en el aire no es constante.
El aire caliente asciende por un momento y vuelve a
enfriarse, volviendo a descender y calentarse de nuevo. La combinación de aire
caliente con aire frío causa vibraciones que a simple vista nos parecen
imágenes borrosas.
Este fenómeno también explica los famosos espejismos del
oasis en medio del desierto, y es que esta ilusión óptica causa la
apariencia de agua o aceite en el camino. El efecto también lo podemos
ver cuando introducimos un lápiz en un vaso de agua y parece que el
lápiz se ha partido en dos.
En el caso del asfalto borroso, el efecto se nota más en verano
porque la superficie se calienta demasiado, sin embargo, también lo podemos ver
en invierno. Seguro que la próxima vez que cojas el coche te fijas más y ya
encontrarás una explicación.
Fuente: el tiempo.es
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