Hay que luchar contra la tacañería sobre todo en la cultura, donde a la gente le parece caro una entrada media de 5 € a un museo y luego se gasta el doble en copas. Luego los tacaños se vuelven gorrones, por ejemplo con el tema de los libros. Los libros los piden prestados más del 60% de la gente y como dice el refrán: "Libro prestado, libro perdido o robado"
A continuación proponemos ciertas soluciones o excusas, según se quiera llamar, para librarnos de los inoportunos gorrones de libros; la más encomiable es aquella que aconseja "Comprelo usted mismo", pero si la persona insiste se le puede decir "Es mi libro favorito, temo perderlo" o "Todos mis libros están muy mimados y cuidados y temo que no me lo devuelvan en el mismo estado", también se le puede decir "Puedo necesitarlo ya que lo releo y consulto constantemente", o porque no, decir sencillamente "No quiero", o todavía se puede ser más claro y contundente diciendo "Que no le sale a uno de ciertas partes íntimas" pero este debe ser, sin duda, un último recurso que solo debe ser empleado con los más contumaces y pesados.
A continuación proponemos ciertas soluciones o excusas, según se quiera llamar, para librarnos de los inoportunos gorrones de libros; la más encomiable es aquella que aconseja "Comprelo usted mismo", pero si la persona insiste se le puede decir "Es mi libro favorito, temo perderlo" o "Todos mis libros están muy mimados y cuidados y temo que no me lo devuelvan en el mismo estado", también se le puede decir "Puedo necesitarlo ya que lo releo y consulto constantemente", o porque no, decir sencillamente "No quiero", o todavía se puede ser más claro y contundente diciendo "Que no le sale a uno de ciertas partes íntimas" pero este debe ser, sin duda, un último recurso que solo debe ser empleado con los más contumaces y pesados.
Pío Baroja fue victima de un tacaño |
Al escritor le hacía ilusión pasar por el escaparate de las
librerías o entrar en ellas para ver sí alguien había comprado un libro suyo,
un día en cierta librería cerca de la puerta del sol de Madrid vio en una
ocasión un libro suyo y al hojearlo se dio cuentan de que era un libro que
había regalado y firmado y dedicado a un amigo suyo, como el escritor conocía
al librero le preguntó en confianza “Oiga, ese libro mío del escaparate ¿Quién se
lo trajo? A lo que el librero dio el nombre de un buen amigo de Baroja, que
exclamó no dando crédito: “Ese tacaño me ha vendido por 2 pesetas, vamos, por
unos chatos de vino, nunca lo hubiera pensado”. Cabe añadir que el sujeto en
cuestión no era, ni mucho menos pobre, sino un colega suyo médico, un tacaño
con fama de gorrón.
Fuente: rne.
Dicen que soy un poco tacaño. Gasto menos que un ciego en luz. (Un poco de humor, malo, para este triste mundo).
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