Los jubilados ya no pasan el rato viendo obras (por que casi no hay) ni jugando a la petanca en los parques de costumbre, ahora buscan otro tipo de diversión, una diversión más sarcástica, más irónica e incluso un poco canalla.
Este es un ejemplo contado por un jubilado en activo:
La gente que trabaja todavía me pregunta a menudo que qué
hago diariamente, ahora que dispongo de tiempo libre, ahora que estoy jubilado...
Pues bien, por ejemplo, el otro día fui a Madrid y entré en un edificio de múltiples usos del Ayuntamiento para presentar una documentación; sin tardar en la gestión ni cinco minutos.
Cuando salí, un Policía Local estaba poniendo una infracción por estacionamiento prohibido.
Rápidamente me acerqué a él y le dije:
- ¡Vaya hombre, no he tardado ni cinco minutos...! Dios le recompensaría si hiciera un pequeño gesto para con un jubilado...
Me ignoró olímpicamente y continuó rellenando la infracción.
La verdad es que me pasé un poco y le dije que no tenía vergüenza.
Me miró fríamente y empezó a llenar otra infracción alegando que, además, el vehículo no traía yo no se qué de la hora. Entonces levanté la voz para decirle que me había percatado de que estaba tratando con un cabrón, que le habían dejado entrar en la Poli porque no servía para otra cosa...
Él acabó con la segunda infracción, la colocó debajo del limpiaparabrisas, y empezó con una tercera.
No me achiqué y estuve así durante unos 20 minutos llamándole de todo, desde “tonto del carajo”, hasta h de p......
Él, a cada insulto, respondía con una nueva sanción. Con cada infracción que llenaba, se le dibujaba una sonrisa que reflejaba la satisfacción de la venganza...
Después de la enésima infracción... le dije:
- Lo tengo que dejar, porque… ¡Ahí viene mi autobús!
Desde mi jubilación, ensayo cada día cómo divertirme un poco.
¡Es importante hacer algo a mi edad, para no aburrirme¡
Este es un ejemplo contado por un jubilado en activo:
Jubilados felices |
Pues bien, por ejemplo, el otro día fui a Madrid y entré en un edificio de múltiples usos del Ayuntamiento para presentar una documentación; sin tardar en la gestión ni cinco minutos.
Cuando salí, un Policía Local estaba poniendo una infracción por estacionamiento prohibido.
Rápidamente me acerqué a él y le dije:
- ¡Vaya hombre, no he tardado ni cinco minutos...! Dios le recompensaría si hiciera un pequeño gesto para con un jubilado...
Me ignoró olímpicamente y continuó rellenando la infracción.
La verdad es que me pasé un poco y le dije que no tenía vergüenza.
Me miró fríamente y empezó a llenar otra infracción alegando que, además, el vehículo no traía yo no se qué de la hora. Entonces levanté la voz para decirle que me había percatado de que estaba tratando con un cabrón, que le habían dejado entrar en la Poli porque no servía para otra cosa...
Él acabó con la segunda infracción, la colocó debajo del limpiaparabrisas, y empezó con una tercera.
No me achiqué y estuve así durante unos 20 minutos llamándole de todo, desde “tonto del carajo”, hasta h de p......
Él, a cada insulto, respondía con una nueva sanción. Con cada infracción que llenaba, se le dibujaba una sonrisa que reflejaba la satisfacción de la venganza...
Después de la enésima infracción... le dije:
- Lo tengo que dejar, porque… ¡Ahí viene mi autobús!
Desde mi jubilación, ensayo cada día cómo divertirme un poco.
¡Es importante hacer algo a mi edad, para no aburrirme¡
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