Poder disfrutar de un horno al aire libre donde cocinar estupendos platos es toda una delicia. Cada comida se convierte en una fiesta y cualquier excusa es buena para reunirse entorno al horno y experimentar con los ingredientes que nos apetezcan. Para ello solo basta con decidir ejecutar el proyecto si disponemos de un hueco donde colocarlo. En la red hay mucha información y es relativamente barato si decidimos hacerlo nosotros mismos con nuestros medios.
El horno debe tener una cúpula o bóveda, en lugar de forma cuadrada, para que el calor circule de manera uniforme por todas las partes del horno. De esta manera los platos que cocinamos se cuecen de manera homogénea por todas partes.
Para facilitar la fabricación de la cúpula o bóveda nos ayudaremos de una cimbra (estructura auxiliar que sirve para apoyar el peso de los ladrillos mientras se finaliza y van fraguando). Una madera maleable reforzada con otras rígidas pueden ser una buena opción para construir una buena cimbra.
Una vez terminada la base del horno a la altura deseada, ubicamos la cimbra y empezamos a colocar los ladrillos refractarios intentando respetar la misma separación entre ellos.
Antes de que fragüen del todo procedemos a retirar el cemento sobrante y limpiamos el ladrillo.
Este horno es tipo túnel, por lo que tiene los laterales inclinados pero rectos. Conviene ir comprobando el nivel de las hileras de ladrillos.
La salida de humos va colocada en la parte delantera del horno. Se puede colocar un tubo o hacer del mismo ladrillo que la bóveda.
Una vez acabado el túnel se procede a la retirada de la cimbra y...
...ya se puede empezar a disfrutar de nuestros platos preferidos. Al horno todo sabe mejor.